Ezequiel 41
“Luego él pasó del santuario a la sala interior… Me dijo: «Este es el Lugar Santísimo».” Ezequiel 41:3-4 NTV
📖 El profeta sigue su recorrido con el ángel, pasando del atrio exterior del Templo al interior, donde está el lugar santo y santísimo. Mientras sube unas imponentes escaleras, ingresan al sector dónde solo los sacerdotes podían hacerlo. Recordemos que Ezequiel fue preparado toda su vida para este momento. Pensemos que él nunca pudo ejercer su sacerdocio porque Nabucodonosor lo llevó cautivo. Reflexionamos en el capitulo 1 sobre cómo se habrá sentido y lo difícil que habrá sido para él enfrentar semejante frustración durante toda su vida. Pero en una sentido muy real, él fue hecho para este momento, fue predestinado para esta visión, él era el hombre ideal para que Dios le mostrase Su glorioso Templo futuro porque él podía ingresar en esta área. Un rey o profeta no hubiese podido hacerlo. Esto es muy significativo. Las maneras en que Dios cumple Sus propósitos en nosotros son misteriosas.
En fin, el profeta ve al ángel medir el lugar santísimo, pero él no ingresa allí (v 4). Solo el sumo sacerdote podía hacerlo. Es interesante notar que dentro del lugar santísimo no ve el arca del pacto ni los querubines sobre ella, solo ve una mesa de madera —similar a la de los panes o inciensos—. Ayer hablamos de que él vió sacrificios de animales (cap 40), pero si no hay altar ¿dónde rociarían la sangre para remisión de pecados del pueblo?
Lo que también observa es una decoración de querubines con cabeza de hombre y león junto a palmeras. Estos dibujos lustran la belleza y perfección que corona el Templo. Así se traza un enorme contraste con los ídolos que dibujaron los sacerdotes en las paredes interiores del Templo de Salomón antes de la caída de Jerusalén (cap 8-11). Aquí se magnifica el triunfo de la Majestad de Dios, exaltando Su santidad sobre toda la creación. La adoración en este lugar será pura, en espíritu y verdad.
👑 El lugar santísimo nos recuerda la majestuosidad de Yahvé, Su santidad inigualable y la impotencia de Su presencia entre Su pueblo. Toda nuestra adoración a Él está regulada por la revelación, manifestación y el despliegue de Sus atributos hacia nosotros y la creación. Debemos relacionarnos con Él a conciencia de lo que somos en comparación Suya.
[Foto: diagrama del nuevo Templo tomado de la Biblia de estudio Teológico. Los números y las fechas nos señalan el recorrido especifico que hizo Ezequiel bajo la guía del ángel.]
🪨 Podemos ver que el Templo futuro tiene enormes puertas abiertas para la entrada de todo aquel que desee venir a encontrarse con el Dios vivo y verdadero. En el capítulo 40 Ezequiel ve las puertas exteriores, en el 41 ve las interiores. Jesucristo como Sumo Sacerdote entró una vez y para siempre al lugar santísimo. Pero no lo hizo sin sacrificio, sino que se presentó a Sí mismo como ofrenda a Dios por nuestro pecados. Así hizo expiación y propiciación por nosotros, consiguiéndonos que Dios se muestre favorables hacia nosotros. Desde el momento de su resurrección, todos los que creemos en Él tenemos libre acceso a la presencia de Dios por medio de Su carne. Él es el Camino y la Puerta al Padre. En Él los creyentes somos sacerdotes para nuestro Dios. Por medio de Él podemos acercarnos confiadamente, sin temor, para adorar la santidad divina.
🎺 Toda reflexión que nos permita apreciar el consuelo que pretendían ofrecer estas páginas a sus lectores originales me parece pertinente y sumamente útil para nosotros. Por lo tanto, aquí adjunto una cita de la Biblia de estudio RVR:
«[…] Con la caída de Jerusalén, el terrible juicio de Dios había llegado finalmente. Los cansados y desilusionados exiliados perdieron toda esperanza. Sin embargo, el Señor le dio a Ezequiel otro mensaje. Aunque toda evidencia inmediata apuntaba a la ausencia de esperanza, invitó a su pueblo a volver a él y a entregarle su confianza. Cualesquiera que fuesen sus contratiempos y sufrimientos, el Señor seguía controlándolo todo. Sus propósitos triunfarían, y sus planes eran específicos. De hecho, estaban tan definidos que podían medirse. Ezequiel recibió una visión de las dimensiones del nuevo templo (registrada en 40.1–48.35) para demostrar este hecho.
[…] Podemos aplicar estos capítulos al presente como ejemplos de la planificación, precisión y soberanía de Dios. Él mantiene el control sobre los acontecimientos de la historia. Cuando parecen caóticos, nos recuerda que debemos descansar en su capacidad de poner orden. Ezequiel vio un templo nuevo cuando el de Jerusalén había caído, y esto fortaleció a los exiliados: Dios crearía belleza a partir de las cenizas. En aquella época, el pueblo precisaba una visión esperanzadora, y nosotros también seguimos necesitándola en la actualidad.»
🧠 ¿Cómo nos enseña este pasaje a recobrar la confianza y esperanza cuando las cosas a nuestro alrededor parecen salirse totalmente de control?